jueves, 3 de enero de 2013




Calles humedecidas por  lágrimas
de los que sembraron y  nada recogieron,
donde las  pisadas dejan huellas
que llevan a ninguna parte
y se lamentan ante los poderosos,
                                                   que,
impasibles miran y no ven.

Risas mordidas, de labios resecos.
Caras sucias y estómagos vacíos,
                                                  que,
mirando al infinito,
se pierden en letargo obligado 
de querer y no poder.

Hombres y mujeres, como zombis
van y vienen perdiendo el norte
con la cabeza humillada
buscando sin hallar.

Ojos tristes, 
miradas perdidas.
Hambre y desaliento, de padres
que miran  con desespero
a sus hijos desnutridos,
buscando en los contenedores
para mitigar su apetito,
los desperdicios que desprecian
aquellos que le robaron su dignidad.

Cantos, risas, algarabía.
Luces de guirnaldas
y villancicos navideños,
suenan de gargantas satisfechas.

¡Es Navidad!

Los escaparates derrochan luces de neón
y las calles siguen húmedas y tristes
para los que sembraron y no recogieron
por culpa de los poderosos,
                                                           que,
miran y no ven, porque son ellos
los que han perdido la dignidad
y abusan de los más débiles
para sentirse superiores.

                                                    Antonio Baños