lunes, 13 de septiembre de 2010

A LA MI SEÑORA


Hubo una vez un doncel que profesaba de siervo
y enamorado quedó de su dueña, su señora,
Mas ante la imposibilidad de tener un romance,
que le permitiera tener acercamiento hacia ella,
le dedicó este poema a su señora, su dueña
para demostrar su amor a aquella bella doncella.





A LA MI SEÑORA

Turbanme los pensamientos
que con orgullo mi mal vence,
teniendo conoscimiento
de no ser correspondido
al amor que por vos siento.

Mas si llegare el momento
de aquesta vuestra respuesta
que tengo vaga esperanza,
esclavo de vos seré
con prontitud, sin tardanza.

Dejar de pensar no puedo
en lo que nunca he logrado.
Si vos no estáis a mi lado
prisionero de mis sueños soy,
cautivo de mi pecado.

Dejadme señora mía
recostarme a vuestro lado.
Venid, lamed con jactancia
las mis heridas causadas
de un corazón destrozado

Agora señora mía,
dedicadme sin tardanza
vuestra sencilla mirada,
que plugo de vos alcanzar
mis deseos de esperanza.

De qué me sirve vivir
si aquesta pena, la mía,
será para mi un pendón
que no podré resistir
señora, amada mía.

Anbairo