EL
NIÑO MENDIGO
En la Plaza juega
el niño mendigo
pidiendo limosna y no le dan nada.
Sus manos sucias, su ropa manchada,
no tiene padre, ni madre, ni abrigo.
En sus ojos tristes falta la alegría
de besos negados, sin dios ni dueño,
mendiga sonrisas con mucho empeño,
camina asustado de noche y de día.
Llega navidad se acerca el invierno,
no tiene pasado, se siente perdido,
tampoco futuro, su vida un infierno.
Recordando triste lo mal que ha vivido,
suplica el chiquillo con amor fraterno:
¡Dame una limosna, por Dios te lo pido!