lunes, 8 de noviembre de 2010

EL DOLOR DE LA TIERRA



VILCHES (JAÉN)

Fue en época islámica cuando se consolida y toma auge el actual emplazamiento de Vilches, marcado por la construcción de un castillo-fortaleza, en el cerro de la ermita de la Virgen. Sobre el recinto íbero-romano de Giribaile se levantó otro castillo fortaleza, con enlace visual con el anterior. En su término se han inventariado varias alquerías o pequeños poblados que utilizarían ambos castillos como refugio.
En 1170 los almorávides controlaban el castillo de Vilches desde el que hostigaban a los almohades que controlaban el de Giribaile.
En 1209 el maestre de Calatrava don Ruy Díaz de Yanguas ganó el castillo de Vilches, pero debió de perderlo al poco, con la reacción almohade, puesto que de nuevo cayó en manos cristianas tres días después de la Batalla de la s Navas de Tolosa. Castilla reforzó la plaza , al tiempo que los almohades hacían lo mismo con el de Giribaile.
En 1213 el rey Alfonso VIII le concedió el Fuero de Cuenca, así como plena propiedad sobre sus montes y términos para que el castillo de Vílches fuera bien poblado. En 1217, por Bula del Papa Honorio III, se concedía a la Mitra de Toledo las iglesias de Vilches. Finalmente, Fernando III dio esta localidad a Baeza el 6 de abril de 1253.
Durante el reinado de Felipe II la localidad se vio afectada por el proceso de venta de tierras baldías, y el Consejo de Vilches presentó una serie de pruebas sobre sus derechos de propiedad de sus tierras en el año 1575.
Felipe IV la libertó de la jurisdicción de Baeza el 3 de julio.
de 1627 y le concedió el título de Villa.
Imagen Virgen con niño (Museo Bellas Artes, Valencia)

EL DOLOR DE LA TIERRA

Caminando yo encontré
junto al cerro del castillo,
despojado de sus ropas
un pequeño, le miré.
Dudé primero un instante.
Cuando traté de alejarme,
una fuerza superior
me arrastró junto a aquel niño
que suplicaba mi ayuda
y con carita de pena,
me miraba con cariño.
¡Por Dios hermano! —me dijo.
Y la virgen del lugar
socorre a este pobre niño,
que no puede caminar.
¿Qué te ha pasado criatura?
—Pregunté al acercarme.
Viendo con gran estupor
que de sus manos llagadas
y sus pies, brotaban sangre.
¿Quién ha sido?
¿Quién ha podido hacer esto?
Es el dolor de la tierra,
de los hombres tus hermanos
los que hacen que yo sufra,
que se me claven espinas,
que se me llaguen las manos.
Después de la aparición,
el cielo se entristeció.
Perdí de vista al chiquillo
y un haz de luz me guió
a la colina del monte,
donde en Vilches se venera
a la virgen del castillo.
La luz invadió la ermita
y al pasar a su interior
mi corazón palpitó
al ver con gran emoción
en los brazos de la virgen
aquel desnudo chiquillo,
que caminando encontré,
junto al cerro del castillo.

       Anbairo